DICCIONARIO DE AUTORIDADES I

Venezuela posibilitó, iniciándose la década del 90, una de las hibridaciones más funestas que jamás se hayan visto en la historia humana. Sólo en Venezuela podía tener éxito ese experimento pseudomusical llamado Orquesta de la Luz. Se usó y se abusó de las redes tradicionales (Sábado Sensacional, en principio) para promover a este grupo de japoneses que, supuestamente, cantaba salsa. “Salsa caliente del japón” y “Salsa es mi energía”, entre otros temas, representan un punto de quiebre para toda consideración medianamente seria que pretenda hacerse sobre ese país.
NÉSTOR GARCÍA CANCLINI

Los 90, en Venezuela, son como una especie de nulidad compactada entre la estridencia de los 80 y la desilusión del nuevo milenio. El comienzo de la década es un mal apéndice de los 80, una versión churrigueresca donde la personalidad criolla queda completamente incapacitada ante la fuerza de lo foráneo, inyectado en el país por entes como Omnivisión Multicanal, los chocolates Milkyway, las papas Pringles y el triunfo definitivo del VHS sobre el Betamax. La desleal competencia interna entre Toronto y Boston, entre Ping Pong y Miramar ya anunciaba el desmoronamiento.

GUILLERMO SUCRE

La idiosincracia venezolana está clara e inevitablemente representada en el jurado de Cuánto Vale el Show: Carlos Almenar Otero, Rosario Prieto, Dennys Hernández ‘La malandra Elizabeth’, Perucho Conde y Carlos Donoso y sus muñecos Kiny y Lalo sintetizan el volksgeist de la nación (el alma del pueblo). Venezuela, en última instancia, no es más que un país moderado por Guillermo Fantástico González quien, de manera presuntuosa, se describe a sí mismo como un ‘rolo e’vivo’.
JARED DIAMOND

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cuántas verdades! Sr. Diamond usted se ha expresado con verdad, bien y bellamente.